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miércoles, 30 de julio de 2014

Marx y Lenin.

Karl Marx. Moscú

Cabeza de Lenin. Ulan Ude

Lenin delante de la Duma de Ekaterinburgo.

En la plaza de Lenin en Irkustk

Lenin en Kazán.

Lenin en Krasnoyark

Lenin en Novosivirsk

Lenin en Omsk

Lenin en Chitá

Esculturas de Lenin en las ciudades que se encuentran en la ruta del transiberiano. Vladivostok


Marx y Lenin.
Marx y Engels desarrollaron los conceptos de “materialismo dialéctico”, tesis que en principio rige todas las relaciones sociales, históricas y naturales. Vienen a decir que el mundo se mueve permanentemente y sus interacciones “determinan el destino humano”. Le llamaron materialismo dialéctico, porque abordaban los fenómenos de la naturaleza y el método de estudiar y entender su fenomenología como un proceso en revisión permanente. El mundo es dialéctico, ⎯decían⎯ y la interpretación y enfoque de la naturaleza se ha de hacer de manera “racional, científica y material”, sin añadidos espirituales ni ideológicos, sin conjeturas no demostrables...

¿Quién no puede estar de acuerdo con esta observación? Hasta en el mundo chamánico las cosas eran así; ya lo hablamos entre las aguas del Baikal. Siembre nos encontramos en permanente simbiosis con los contextos donde vivimos y siempre tenemos que maniobrar para ubicarnos en el medio donde nos toca vivir. El “error” del enunciado y de la tesis en general, nace de querer “controlar” los procesos dialécticos, de cargarlos de “ideología estática, (el partido)” y de no tener presente la condición humana, ambición, orgullo, impiedad, soberbia, ignorancia... los siete pecados capitales y algunos más…

El naciente partido comunista de entonces necesitaba una tesis, una mirada “nueva del mundo”, un pensamiento que organizara las bases del campesinado para contrarrestar la pujanza y voracidad del capitalismo. Un periodo nuevo emergía de los procedimientos dialécticos; era el proceso de industrialización que nos ha traído hasta el mundo moderno, donde la mano de obra, la plusvalía del trabajo", ha perdido valor y el precio de una vida humana es menos que la de un robot en una cadena de producción.

El Partido

El concepto general del marxismo fue recogido por Lenin y aplicado al partido como instrucción, como "catecismo salvador". Tenían que organizar el pueblo con los argumentos que podían entender. Por lo tanto: había que demonizar al enemigo y exponer como verdad absoluta y permanente el nuevo paradigma; el suyo, no el de las tesis marxistas. En realidad Los dirigentes del partido no leyeron a Marx nunca y los llamados marxistas no entendieron ni un solo concepto, sólo cambiaron algunas palabras y las colocaron en contextos "comprensibles", predigeridos; por eso dejaron intacta la arquitectura del hombre antiguo. Ningún Zar tiene una tumba como la que tiene Lenin en el centro de Moscú, ningún ser del pasado ruso es tan presente en las calles y plazas mayores de todas las ciudades de Rusia… Ningún símbolo es tan reiterativo como los del partido en todos los edificios oficiales...

De esta extraordinaria simbiosis “ecuménica” nació el Partido comunista marxista leninista y todo lo que pasó después fue una maravillosa obra de teatro que “paralizó la historia”, el "pensamiento dialéctico" quedó secuestrado por setenta años en el salón de actos de "los soviets". De hecho, dicho sea de paso, si Marx levantara la cabeza, seguro que escribiría "El Capital" con conceptos y encajes sociales diferentes, o observando los resultados posiblemente no lo escribiría.

El teatro

En las operaciones del partido se canjeó una Biblia por otra, unos zares por otros, unos discursos por otros… Cambió todo pero siguieron las jerarquías y diferencias humanas, sólo que ahora lo hacían dentro del partido y aparecía una figura nueva; "todo para el pueblo pero sin el pueblo". Así aumentaron los intereses por el poder y las estrategias homicidas hasta llegar a los esperpentos criminales de Stalin, Pol- Pot. Mao Zedong...
La valoración del hombre no cambió, los horizontes espirituales siguieron los mismos, la mirada hacia la naturaleza fue más depredadora si cabe y los rituales se aplicaron travestidos para que las voluntades siguieran secuestradas. Esta situación se repite en cada proceso donde el pueblo se alza con "la voz de los ventrílocuos…" Se cambió todo para que el proceso de cambio no tuviera encaje real en la sociedad, para que los nuevas “autoridades” siguieran siendo los respetables del Kremlin; espectros intocables desde el inicio de los tiempos. Los campesinos tomaron “el poder del bufón, pero fueron guiados por las élites del partido a los campos de Siberia, igual que antes lo hicieron para preservar los intereses de la nobleza, la iglesia y los zares. Los intelectuales “progres” comieron de la mano del nuevo poder y los que se atrevieron a alzar la voz los mataron como a Trotsky o los deportaron a las Gulags de Siberia o a trabajar en las minas o en el canal blanco del mar Caspio… A los trabajadores los ocuparon en la difusión de la "nueva catequesis", los organizaron en asambleas de fábrica, de barrio o de ciudad; “sinagogas” donde se podía hablar de todo menos criticar al poder vigente y denunciar las tropelías de los dirigentes del partido. Para convencerlos y llenar su pecho de orgullo, se magnificaron sus oficios en piedra sustituyendo a los santos, les hicieron edificios suntuosos donde nunca entraron, “los soviets” y los símbolos del partido ocuparon las sagradas mandorlas donde antes se representaba la omnipresencia de Dios…

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